Sardinas maceradas

Mi madre preparaba este plato sin meter alhorno, y sin el vino; digamos que yo odio las comidas crudas, y ya que fuimos tan listos inventando el fuego, creo que hay que aprovecharlo.

La única licencia que me permito, en este aspecto, son los boquerones en vinagre que, si están bien hechos, me parecen una delicia.

Ingredientes para 4 personas:

  • 24 sardinas parrochas
  • 2 tomates rallados
  • 4 dientes de ajo
  • 1 manojo de perejil fresco
  • 2 o 3 ramitas de albahaca fresca
  • El zumo de dos limones.
  • 1 vasito de vino blanco.
  • 4 cucharadas de aceite de oliva.
  • Sal y, si es necesario, un poco de agua.

Elaboración:

Lavar bien las sardinas, quitar la espina central y dejarlas escurrir, secarlas con papel de cocina.

Precalentar el horno con el grill a 200º.

Hacer un majado con los ajos, el perejil, zumo de limón, vino y aceite, si queda demasiado espeso añadir un poco de agua, impregnar las sardinas bien secas, con este mejunje y dejarlas reposar por espacio de media hora.

Rallar los tomates,  aliñarlos con un poco de aceite, albahaca picada y sal, extenderlos sobre una fuente de horno.

Repartir las sardinas en la fuente de horno sobre el tomate rallado, procurando que queden extendidas, si ha sobrado algo de la maceración echárselo por encima y, si es necesario lo aclarais un poco, pero tened en cuenta que los tomates, seguro que soltarán agua.

Bajar el horno a 180º meter las sardinas durante 15 minutos, pasado este tiempo están listas para comer. No obstante, como ya sabeís que todos los hornos no son iguales, controlad tanto la temperatura como el tiempo. Ya se que soy un poco pesada con este pero si hemos llegado hasta aquí, es mejor que todo salga casi perfecto ¿No?.

Controlad la cocción porque, si son parrochas de verdad, de las pequeñitas, probablemente se harán en menos de 15 minutos.

Sugerencias útiles:

No me canso de repetirlo, y espero no ser pesada, es imprescindible precalentar el horno.

También podemos hacer las sardinas enteras, pero, si tenemos tiempo podemos quitar la espina central de la sardina, los que las van a comer nos lo agradeceran y si no lo hacen no seamos rencorosos. 

Con el fin de ahorrar cacharros, que esto sí que es útil, podemos hornearlas en la misma fuente de la maceración, siempre que sea refractaria y que previamente, hayamos puesto el tomate en el fondo de la misma.