Patatas "aliñás" (las que yo hago)

Si os digo que estas papitas tan simples y tan ricas, son una tapa ideal, que no falta en casi ninguna barra de Andalucía, pero sobre todo y donde mejor las he comido, en Cádiz, La Tacita de Plata. De las veces que las he comido allí, siempre como tapa, nunca he encontrado un trozo más cocido que otro, que suele ocurrir, o unas papas "zapateras", resultado de tenerlas hechas de un día para otro. Siempre han estado bien hechas, un poco variables los aliños pero siempre riquísimas. En algún sitio las he encontrado aliñadas con ketchup o algo parecido, pero salvo esas variaciones, siempre riquísimas. Aquí os traigo las que yo hago, que en lo básico son coincidentes con las auténticas (papas, cebolleta, perejil, sal gorda, vinagre de jerez y el mejor aceite de oliva  ), todo lo demás queda para vuestra imaginación.

Ingredientes para una tapa, una cerve y 4 amigos:

  • 700/800 Grs. de patatas nuevas
  • 1 cebolleta mediana 
  • Perejil
  • Sal gorda
  • Vinagre de Jerez
  • Aceite de oliva virgen extra.

Opcional:

  • Huevo duro
  • Tomate
  • Unas migas de atún en aceite

Elaboración:

Procuramos elegir todas las patatas de un tamaño similar para que se cuezan al mismo tiempo. Las lavamos bien para eliminar cualquier resto de tierra que pudieran tener. Las ponemos en un cazo con abundante agua fría y añadimos un poco de sal gorda. Las dejamos cocer unos 20/25 minutos, dependiendo del tamaño. Para saber si están bien cocidas las pinchamos con un cuchillo y si la hoja entra hasta el centro sin dificultad, fuera del fuego. Las dejamos templar, lo suficiente para no quemarnos al pelarlas, pero no más. Deben estar calientes en el momento de aliñarlas.

Cortamos la cebolla, del tamaño que nos guste y reservamos.

Partimos el perejil en trozos pequeños, los puristas dicen que con el cuchillo y de un sólo tajo, yo lo hago con tijereas que me resulta menos pringoso y más rápido, elegid si queréis ser unos expertos o una simple ama de casa.

Preparado todo esto y con las papitas templadas, tirando a calientes, las pelamos, y partimos en trozos regulares, las colocamos en un bol y echamos encima la cebolla, el aceite de oliva, el vinagre, un poco de sal gorda,  removemos bien y dejamos reposando hasta que llegue la hora de la comida.

Hasta aquí las papas tradicionales, ahora vienen las mías que no lo son tanto, pero que me sirven en verano, como un plato único:

Cocemos el o los huevos, partimos el tomate, abrimos y escurrimos la lata de bonito en aceite y antes de servirlo lo repartimos como nos parezca por el bol. 

En este caso, no os digo que lo paséis a una fuente de servir, porque debemos procurar que las patatas no lleguen heladas a la mesa. Tampoco se os ocurra calentarlas posteriormente, perderían mucho de su encanto.

No las guardéis en la nevera, se que soy un poco pesada, pero esto merece la pena.

Sugerencias útiles:

Veréis que no he dejado de repetir que las patatas debe estar calentitas, (y he borrado una vez), pero es de esta forma como mejor cogen el aliño.

Aceite abundante y vinagre de Jerez (¿de qué otro sitio podría ser?), mi proporción para estos aliños son, dos partes de aceite por una de vinagre, pero tendréis que probarlo.

Cuando hago mis aliñás, suelo emplear ventresca de bonito, pero en este caso me conformé con unas migas, era lo que había ¿?