Pollo confitado y frito

Es un plato tan simple que pensaréis que no necesita receta alguna. Hoy me ha dado por la cocina lenta y así es como vamos a preparar este pollo, también las patatas y los pimientos. Hay quien dice que esta técnica es una forma de gastar más tiempo y combustible para conseguir los mismos resultados, en mi modesta opinión, es una forma de concentrar mejor los sabores y conseguir, en este caso, que la carne quede más jugosa. En cuanto al tiempo, pues sí, un poco más de tiempo sí que empleamos.

Ya sabéis eso de que no hay atajo sin trabajo, ni....  

Ingredientes para 4 personas:

  • 1 pollo troceado
  • ½ litro de aceite de oliva
  • 4 ajos, 1 rama de perejil, 1 hoja de laurel, 1 ramita de tomillo, 4 clavos de olor, y 8 granos de pimienta negra (todo esto lo podéis sustituir por otros condimentos que sean más de vuestro gusto, incluso, si os gusta darle un poco de rock & roll, 1 cayena)
  • Sal, pimienta negra de molinillo

Para la guarnición:

  • 1 paquete  de pimientos del Padrón,  que unos pican y otros no, 250 grs más o menos

  • 3 patatas medianas

Elaboración:

Limpiamos y partimos el pollo en trozos pequeños, como si fueran para el ajillo. Los salpimentamos y los ponemos en una cazuela, con un fondo amplio y resistente para que conserve bien el calor, cubrimos el pollo con aceite frio, y los condimentos que hayáis elegido.

Acercáis la cazuela al fuego medio bajo, del 1 al 9 en el 4. Cuando al aceite empiece a hacer burbujas contáis 30/40 minutos de cocción, para el confitado la cocción debe ser muy lenta. Si es necesario bajáis un poco más la potencia, no debe dejar de cocer, pero siempre muy leeeento. Si tenéis un termómetro de cocina, procurad que la temperatura se mantenga entre 70 y 80ºC.

Pasado ese tiempo sacáis el pollo del aceite y lo reserváis en un colador grande para que escurra. Una vez que el aceite de confitar haya reposado y atemperado un poco, lo coláis y pasáis a una sartén, esperando que llegue la hora de la comida para el toque final.

El toque final consiste en calentar el aceite hasta que humee y freir en él trozos de pollo que hemos confitado.

La guarnición:

Ponemos los pimientos, ben limpios y secos, en una sartén extendidos, los rociamos con un poco de aceite y los freímos muy lentamente con la sartén tapada. Cuando estén a nuestro gusto, los sacamos y sazonamos con sal y pimienta.

Lavamos las patatas y las echamos sin pelar en una cazuela con agua hirviendo y un poco de sal, las dejamos cocer 10 o 12 minutos, dependiendo del tamaño. Las sacamos de la cazuela y las secamos bien, las pelamos y partimos a nuestro gusto y las freímos en aceite a punto de humear. Escurrimos en un colador o con papel absorbente.

Con la guarnición hecha, o casi, y la primera parte del pollo, un momento antes de sentarnos a la mesa, calentamos a tope el aceite colado de confitar el pollo, y freímos éste un momento, lo justo para que se dore. Lo escurrimos y lo vamos colocando en la fuente de servir, junto con los pimientos y las patatas.

Sugerencias útiles:

Recordad, el tiempo del confitado empieza a contarse a partir del momento que empieza en aceite a hacer burbujas.

Este pollo lo podemos tomar confitado, es decir, a baja temperatura y escurrido del aceite acompañado de una ensalada que podríamos aderezar con el propio aceite del pollo, ya que al no haber hervido, una vez frío nos puede servir para diversos aliños.

Si por el contrario os gusta el pollo más crujiente, ponéis el aceite de confitar a máxima temperatura en un cazo amplio y una vez bien caliente sólo meter y sacar los trozos de pollo, os quedaran crujientes y muy sabrosos.  en este caso el aceite sólo lo podréis volver a utilizar para otros guisos, no para aliños de ensalada.

Mi recomendación es que si podéis, esta segunda parta la hagáis en freidora, al mantener una temperatura constante el tiempo de inmersión será menos y la fritura más crujiente.

Si os gusta el sabor que las especias y el pollo han dejado en el aceite (sólo de haberlo confitado), una vez bien colado, lo podéis guardar en sitio fresco y seco para utilizarlo en diversos aliños.

En este caso, a parte del aceite de oliva, utilicé la grasa que había guardado de unos muslos de pato confitados que  había comprado con anterioridad.  Por ahí va mi recomendación de no tirar nada, en cocina todo es reutilizable, siempre que los restos estén bien tratados.