Salsa de miel y chocolate

Esta salsa así, a bote pronto da miedo: ¿tendremos que mojar en ella unos picatostes o unos papajotes? Pues no, hay que probarla y hacerla con tiento para adaptarla a nuestro gusto.

En una casita rural, la preparé un fin de año para una codornices a la plancha y ambas quedarón deliciosas, o eso me dijeron mis 10 probadores.

Como todas estas salsas, un tanto exóticas, no debemos utilizarlas para tapar con ellas un alimento, es mejor poner un poco en el fondo de la fuente de servir y el resto en salsera. Con esto, los más reticentes se acostumbran poco a poco al la dulzuuuura que nos aporta.

Ingredientes:

  • Aceite, mantequilla
  • Cebolleta, zanahoria pequeña
  • 1 cucharada de maicena
  • Vaso de vino tinto
  • Vaso de caldo de carne
  • 1 onza de chocolate negro
  • 1 o 2 cucharaditas de miel
  • 1 cucharada de mantequilla
  • Un poco de ralladura de naranja

Tiempo de preparación: 15 minutos

Elaboración:

Poner en una sartén un fondo de aceite a fuego moderado y pochar la cebolleta y la zanahoria. Cuando estén tiernas añadir el vino y el caldo de carne, junto con una cucharadita de miel y la ralladura de naranja, dejar cocer y probar para ir rectificando los sabores.

Diluimos en un bol con un poco, 3 o 4 cucharadas, de caldo de carne frío, o agua, la maicena y la vamos incorporando poco a poco a la sartén, según cuece se irá solidificando, dejamos de añadir maicena cuando esté a nuestro gusto.

En un cazo al baño María (o en el microondas), derretir la onza de chocolate negro e incorporarlo a la salsa poco a poco, y probar para ver como vamos de dulzura que, aún estamos a tiempo.

Pasar por el pasapurés muy fino, no por la batidora pues quedaría la salsa blanquecina. En el último momento  fuera del fuego, y cuando está aún caliente incorporamos una nuez de mantequilla, que dará un bonito brillo a nuestra salsa.

Notas de interés:

Es ideal para acompañar platos de cerdo a la plancha, solomillo, chuletas, secreto, presa, etc.

Las codornices a la plancha, así de bien acompañadas, no se arrepienten de estar en el plato.