Lubina a la espalda en air frayer
Lo malo de la freidora de aire, al menos la mía, es el tamaño, algo que en un principio no pensé, porque a fin de cuentas somos dos y tampoco quería un mamotreto gigante en la cocina, pero al igual que puede haber más comensales también, en un momento dado, los elementos a cocinar pueden sar más grandes, y es lo que me viene pasando con algunos pescados: lubinas, truchas, doradas, etc., que se me salen de tamaño y las tengo que guisar de una en una, tampoco ésto es un obstáculo insalvable, porque compartimos y mientras compartimos una, se va guisando la otra. Compartir es vivir.
Bueno si son varias, también las podéis meter al horno convencional, sólo gastaréis un poco más de energía, por lo demás todo lo mismo.
Ingredientes para 1 persona:
- 1 lubina.
- 1/2 limón.
- 2 o 3 dientes de ajo.
- Perejil.
- Sal.
- Aceite de oliva
Elaboración:
Lavamos la lubina y la dejamos escurriendo hasta el momento de utilizarla.
En un mortero machacamos un par de dientes de ajo son un puñado de perejil, los dejamos hechos puré y añadimos el zumo de medio limón y 3 cucharadas de aceite de oliva. Reservamos
Ponemos en la freidora una bandeja protectora de papel y colocamos dentro la lubina que habremos salpimentado, cubrimos los lomos del pescado con el majado de ajo y perejil, y lo ponemos en la freidora a 150º 15 minutos. A mitad de ese tiempo, siete minutos más o menos, abrimos la freidora y añadimos dos ajos partidos en rodajas y rociamos con un poco de aceite. Cerramos y dejamos hacer los 8 minutos que quedan y listo.
Con este tiempo y temperatura el pescado queda nada seco y muy jugoso, no obstante si os gusta el pescado muy hecho siempre podéis programar más tiempo y temperatura.
Sugerencias útiles:
La consecución del punto de las comidas y el manejo de la freidora, tenemos que darles tiempo, probar una y otra vez y anotar las temperaturas, el tiempo y los resultados, porque las freidoras, aunque lo parezcan, no son todas iguales, algo que yo no me explico, porque 100ºC., son iguales en toda la tierra de garbanzos. Pero no, ya os lo digo yo. De modo que antes de arrinconar un aparato que cuesta un dinerillo, probar, probar y seguir probando.