LLegar a lo que es el final de la jornada con ganas de hacer algo es harto complicado, de una forma u otra llevamos todo el día en movimiento y esto, quieras o no, imprime carácter y sobre todo cansancio, por eso no es de extrañar que abramos la nevera y nos llevemos al coleto lo primero que encontramos: craso error. La cena es un ayuno en reposo al que debemos prestar atención. Y tiene sus normas.

La moda, o lo saludable en estos momentos, es el ayuno intermitente, imposible para servidora, y lo he intentado, pero cuando lo he hecho (intentado hacer), invariablemente a eso de las tres de la mañana empiezo a sentir mordiscos en el estómago, como si tuviera una manada de lobos devorándome, y ese es mi momento nevera; nunca tengo brócoli en la misma, pero si lo tuviera, estoy segura de que me lo comería con auténtico deleite, incluso crudo, y justo eso es lo que no debemos hacer: comer lo primero que encontramos. 

Y como ya os dije a pricipios de año voy a intentar hacer algunas variaciones.

¿Que cenamos hoy? ¿Que tan importante es la cena?

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