Almejas a la marinera

Cuentan las malas lenguas que, las almejas son un poco tontas, porque si las pones en agua fría con un buen puñado de sal, se creen que están en su casita, abren la boca para comer o respirar, eso no lo sé, y se nos limpian de tierra. Vaya, vaya con las almejas. Hay tantas formas de preparar este plato como cocinillas existimos, pero a mi familia éste es el que les vale. Además son las de la Yaya Tere, mi madre. 

Tiempo de preparación: 20 minutos

Elaboración:

Es fundamental que las almejas no tengan ni un gramo de tierra, de lo contrario echaremos a perder el guiso.

Lava las almejas, primero al grifo, frotando unas con otras, las vas poniendo en un bol amplio, con agua fría,  un buen puñado de sal y un chorrito de vinagre, así estarán como en su casa, un mínimo de 2 horas. Pasado ese tiempo las aclaras bien y suerte con la tierra. Ten en cuenta que las de más calidad son las que tienen menos tierra, y por desgracia son las más caras. 

Una vez limpias las pones al fuego en una sartén o cazuela donde quepan con holgura y las dejas que se abran, las vas sacando a una fuente y el caldo resultante lo cuelas para echárselo a la salsa.

No dejes que cuezan, pues se endurecen, y esto va para todos los moluscos.

Pica la cebolla y el puerro lo más menudos posible y los pochas en una sartén con un fondo de aceite, a fuego medio, echa un poco de sal  para ayudar al pochado.

Cuando estén listos incorpora el pan rallado y deja que se fría todo junto.

Machaca el ajo, los granos de pimienta y el perejil en el mortero, mezclalo con el vino o la cerveza, incorpóralo al sofrito y deja que evapore el alcohol.

Echa el caldo de las almejas y si queda un poco espeso acláralo con un poco de caldo de pescado, si no tienes, agua y cubito, que para eso están.

Rectifica de sal o de lo que haga falta, júntalo con las almejas y despues de un levísimo hervor, está listo para salir a la mesa.

Sugerencias útiles:

Con estas almejas y un frasco de alubias cocidas, podemos hacer unas alubias con..., o unas patatas hervidas. Hemos pasado de un aperitivo a un plato contundente.

Podemos sustituir las almejas por mejillones, con lo cual abaratamos el plato, lo que nunca viene mal.