Berenjenas al horno con miel

Ésta es la receta que ha elegido mi hermanito para participar en las comidas del confinamiento y, como ya van dos de berenjenas, me hace pensar que le encantan. El se llevó todo el gusto por las mismas para que yo pudiera dejarlas de lado en mis menús.

Leed la receta hasta el final que resulta bastantes ilustrativa, nunca está demás explicar el por qué de las cosas

Ingredientes:

  • 1 berenjena, claro
  • 1/4 de un vaso de aceite
  • Sal de ajo (moderadamente)
  • Pimienta molida (poca)
  • Nuez moscada (porque sí)
  • O lo que se quiera añadir
  • Harina (opcional)

Manos a la obra:

Lo de hacer rodajas de berenjenas al horno no lo he inventado yo. La cosa viene de que mi médico está empeñado en que soy diabético (tipo 2, osea por los pelos) y no le quiero quitar la razón al hombre, me cae bien. Así que no está de más cuidarse un poco y, de paso, evitar que cada vez que voy a su consulta me regañe porque abuso de los fritos.

Empecemos por cortar la berenjena en rodajas. No tiene mayor misterio. Si lo comparamos, la rueda se invento hace miles de años y el resultado viene a ser, más o menos, el mismo: una cosa redonda. Si acaso, la rueda es más dura y no se puede meter al horno. La berenjena sí, y es lo que vamos a hacer.

Tonterías aparte, lo importante aquí es que las rodajas resultantes sean anchas, mas o menos del grosor de un dedo (salvo el pulgar y el meñique vale cualquiera). Así se consigue que se horneen pero que queden jugosas. Solo en caso de ser fan de las chips, las rodajas deben ser finas. Pero éste no es el caso, no nos desviemos.

Una vez cortadas, se dejan las rodajas en un plato y  por encima se espolvorea sal gorda (no hace falta mucha y tampoco es necesario hacer chistes). Se dejan tres o cuatro horas y se escurre el agua resultante, que no serviría ni para apagar la central de Chernobyl.

Ahora viene la gran decisión: ¿freír u hornear? Vale para los dos caso, pero como las fritas ya están explicadas en otro apartado de este blog, nos centraremos en las horneadas.

Se les puede dar un ligerísimo pase por la harina o ni siquiera, eso queda a gusto del consumidor.

También a gusto del consumidor queda el aliño. El mío fue un invento con lo que tenía por la cocina. Como base utilicé un aceite de oliva extra condimentado con trufa (huele hasta la azotea), al que le añadí pimienta (sin pasarme), sal de ajo y nuez moscada. Lo de la nuez moscada no tiene base científica, lo sé, pero le dio un toque aromático al asunto. Y además, esto es un invento ¿no?

Una vez mezclados los ingredientes del aliño con el aceite (con la cuarta parte de un vaso pequeño vale para una berenjena), el resultado se extiende, con muuuucho cariño, por encima de cada rodaja, como si estuviéramos pintando una lánguida acuarela (¿Esto lo he dicho yo? ¿Así de cursi me he puesto? ¿Empieza a afectarme el coronachisme este?).

Antes de poner las rodajas en el horno, un detalle importante. Hay que cubrir la bandeja con papel de hornear o de aluminio, valen los dos. Pero sobre todo, no hay que olvidar engrasarlo, sobre todo el de aluminio. Si no, a la hora de sacarlas, las rodajas estarán pegadas y habremos hecho un pan como unas tortas, que decía mi padre.

Antes de meter la bandeja al horno, lo precalentamos 10 minutos a 200 grados. Con 20-30 minutos, depende de cada horno, es suficiente para que las berenjenas queden hechas y jugosas.

Toque final, pero no menos importante: la miel. No importa que sea de flores, ecológica o de la Alcarria. El problema fue que la mía estaba cuajada, así que tuve que meterla al microondas para que se licuase un poco. Con unos cuantos pases en zig-zag es suficiente para que le dé un sabroso toque dulzón. Pero esto seguro que no le gustará a mi médico.

Sugerencias útiles:

Esto es de mi cosecha, él (el cocinillas) lo haría mejor que yo, pero no puedo dejar de poner un aviso, porque: harina(opcional), se puede prestar a equívocos, una vez di una receta a una cocinillas primeriza, para hacer una besamel y dije, después de todos los ingredientes: harina la que admita. Pasados  unos días la encontré en el súper y al preguntar: ¿qué tal con la bechamel?, me dijo que no la había hecho, porque no encontraba esa marca de harina (la que admita). No es una broma, pongo al Pato Donald por testigo.