Blanqueta de pollo

Es un plato de origen francés y su nombre original sería "blanquette", pero ya he dicho en alguna ocasión que al no ser una profesional de la cocina, no me gusta utilizar nombres técnicos.

La blanqueta es una salsa blanca para  carne, generalmente de ternera y que últimamente se está empleando también para pescados blancos. En este caso la tradición manda que la carne vaya cocida en un caldo suave, también en agua, acompañada de verduras que no aporten color al caldo.

Después de todo este rollo paso la receta de cómo hago yo la blanqueta, que no varío en casi nada, sea de una carne u otra (sólo varían los tiempos de cocción).

Ingredientes para 4 personas:

  • 1 pollo troceado
  • 1 vaso de nata líquida (o leche entera)
  • 2 yemas de huevo
  • Caldo de ave la cantidad suficiente para cubrirlo
  • 300 grs. de champiñones
  • 3 zanahorias, 1 puerro completo
  • 1 ramita de apio, 1 cebolla entera
  • 3 clavos de olor, un poco de nuez moscada
  • laurel perejil y alguna hierba aromática
  • Aceite, sal y molinillo de pimienta

Elaboración:

Limpiamos el pollo a nuestro gusto, quitarle o no la piel dependerá de nosotros, yo en este caso se la suelo quitar, pero después de la cocción pues, me parece que queda mejor la carne limpia.

Ponemos el pollo en una olla y lo acompañamos con la zanahoria pelada y cortada en rodajas, el puerro partido también en rodajas, la cebolla entera y con los clavos pinchados, la ramita de apio, el laurel, perejil, y una ramita de tomillo, lo cubrimos con el caldo de ave, sólo cubrirlo (si vemos que se seca en exceso, podemos añadir más caldo) y lo dejamos cocer a fuego muy lento hasta que la carne esté tierna, para que se concentren los sabores.

Mientras el pollo se cuece, limpiamos y troceamos los champiñones (mejor en cuartos que en láminas), Ponemos una sartén al fuego con un poco de aceite y los rehogamos, quitamos el exceso de aceite y los incorporamos a la carne hasta que ésta esté cocida.

Una vez cocida la carne, la sacamos a una fuente junto con las verduras, todo bien escurrido, y dejamos cociendo  el caldo de la cocción para que reduzca un poco.

Retiramos la cebolla y los clavos.

En un bol mezclamos las yemas con la nata líquida, podemos sustituirla por leche entera, y si nos gusta,  una cucharada de zumo de limón y una ralladura de nuez moscada.

Comprobamos si la salsa ha reducido lo suficiente, la retiramos del fuego y cuando atempere un poco la añadimos a las yemas poco a poco y sin dejar de mover para que no se nos cuajen. Una vez hecho esto, echamos la mezcla sobre la carne y ya no tenemos que dejarla cocer más.

Ponemos el pollo con las verduras en una fuente de servir, sazonado con la salsa muy caliente y lo llevamos a la mesa.

Sugerencias útiles:

La rama de apio, perejil, cebolla, laurel y romero, lo dejo todo entero para quitarlo sin dificultad al final de la cocción.

La textura de la salsa debe de ser como la de una crema clarita, y esto se consigue con las yemas y la nata.

Aunque la carne se nos quede un poco fría la salsa debe estar bien caliente, por lo que es recomendable hacerla en el último momento, para no tener que recalentarla. 

Los platos que llevan nata, no me gusta recalentarlos directamente, creo que quedan mejor si lo hacemos al baño María.

Un buen acompañamiento son unos espaguetis sólo cocidos o un arroz blanco.