Caldereta de cabeza de congrio

Esta caldereta se puede hacer exactamente igual con unos trozos del mismo pescado y utilizar la cabeza para caldo. Pero esta parte es una delicia, porque a parte de los huesos del cráneo propiamente dichos, no tiene más espinas. 

Era una cabeza hermosa, que según esperaba mi turno estaba pensando "que no me la quiten, que no me la quiten" y... la fuerza de la mente: no me la quitaron. Su peso fue de 850 grs., y me la traje a casita por 3,75 euros, bueno para una comida de dos no está mal

Ingredientes para dos:

  • La mencionada cabeza, pedimos al pescadero que nos la parta en 6 trozos
  • ¼ de pimiento rojo, ¼ de pimiento verde
  • ½ cebolla, 2 dientes de ajo
  • 1 cucharadita de pimentón
  • 1 vaso de vino blanco
  • 1 cucharada de concentrado de tomate
  • 3 patatas de 100 grs. cada una
  • 1 poco de perejil
  • Caldo de pescado
  • Aceite de oliva, sal y pimienta

Elaboración:

Lavamos los trozos de cabeza y los reservamos.

Partimos a nuestro gusto los pimientos, la cebolla y los ajos, lo reservamos.

Pelamos y chascamos las patatas en tamaño cuchara y las reservamos.

Ponemos al fuego una cazuela baja de boca ancha con un fondo de aceite y antes de que humee, echamos las verduras partidas,  con un poco de sal y las dejamos que se vayan rehogando.

Pasados unos minutos incorporamos las patatas, con su sal correspondiente, las damos unas vueltas en la cazuela y añadimos, fuera del fuego, el pimentón, una vez que se haya mezclado todo bien echamos el vino y dejamos que evapore el alcohol.

A continuación echamos el concentrado de tomate y cubrimos el guiso con el caldo de pescado, cuando rompa a hervir lo dejamos cocer por espacio de 8 o 10 minutos.

Pasado este tiempo incorporamos los trozos de cabeza sazonados con sal y pimienta, y con otros 8 o 10 minutos debe estar lista para comer. Retiramos del fuego y dejamos que repose el guiso antes de llevarlo a la mesa. Lo espolvoreamos con un poco de perejil picado, si nos gusta.

Sugerencias útiles: 

Ahora podemos hacer dos cosas: o la llevamos a la mesa tal cual y cada uno que se apañe con sus huesecillos, o nos convertimos en el ángel de la guarda de nuestra familia y sacamos los trozos de pescado limpios y libres de huesos. Os aseguro que no es difícil y os lo van a agradecer, pero vosotros mismos.