Costillas de cerdo con salsa barbacoa

Dando una vueltas por internet, ¿o se dice navegando?, bueno lo que sea, andaba yo buscando alguna forma nueva de hacer unas costillas de cerdo y me he tropezado con una receta curiosa: "Costillas de cerdo con salsa de chicatanas". Pues vamos a ver qué es eso, me dije. Para los que no lo sepáis las chicatanas son unas hormigas culonas, con un sabor ahumado y ligeramente picante que, por lo visto, aportan un delicioso sabor a las costillas.

No se donde se encarga este ingrediente, creo que en Méjico lindo, pero los que yo uso, ya lo dejo bien claro en la presentación del blog, son de los que se compran en la tienda de la esquina y visto lo visto no pienso ir más lejos. De modo que me quedo con las tradicionales, las de toda la vida.

Ingredientes para 4 personas:

  • 1,5 kg. de costillas
  • 1 hoja de laurel
  • 8 granos de pimienta negra
  • 2 ajos, 1 trozo de cebolla
  • 1 taza de desayuno de salsa barbacoa
  • 1 limón, 1 naranja
  • 1 o 2 cucharadas de miel
  • 2 cucharadas de salsa perrins
  • 1 copa de vino blanco seco
  • Salsa tabasco al gusto
  • Aceite, sal y pimienta

Elaboración:

Precalentar el horno a 190º, calor arriba y abajo.

Ponemos una cazuela al fuego con agua, sal, 8 o 10 granos de pimienta, laurel, 2 ajos y cebolla, y antes de que empiece a hervir, pero ya caliente, metemos las costillas y las dejamos cocer por espacio de 20 minutos. Pasado el tiempo las sacamos y las dejamos escurrir envueltas en papel  de cocina. (Podemos reservar el caldo que nos servirá para algo, seguro).

En un bol mezclamos: la salsa barbacoa, zumo de medio limón, zumo de media naranja, 2 cucharadas de miel, salsa perrins, la copa de vino y tabasco a nuestro gusto, (cuidado que pica como demonios). Removemos bien y ya tenemos el unte para nuestras costillas.

Salpimentamos las costillas, que estarán bien secas, las colocamos en la fuente donde las vayamos a asar (¡Precaución: forrar la fuente con aluminio o papel de horno!), y embadurnarlas con la mitad de la mezcla del bol, la que sobra reservadla, pues a lo largo del horneado,  nos hará falta falta.

Bajad la temperatura del horno a 160º y metemos la fuente con las costillas a media altura, las    dejamos que se cocinen  durante 40 minutos, pasado ese tiempo, las sacamos y las damos la vuelta, las volvemos a embadurnar con el resto de la mezcla, y si vemos que se han secado en exceso, las rociamos con el zumo de naranja y limón que nos ha sobrado (o con un poco del caldo de la cocción, o vino, a vuestro gusto), las dejamos cocer otros 40 minutos y ya tenemos nuestras costillas dispuestas para salir a la mesa.

Guarnición: No os compliquéis la vida, con unas patatas fritas, vamos a quedar como unos reyes. Pero, para los más "sanitos" o los que no quieran engordar más, una lechuga bien aderezada, seguro que colmará todos los desvelos por su figura.

Sugerencias útiles:

Las costillas cocidas y, posteriormente guisadas a baja temperatura adquieren una textura tan blanda y suave que el cuchillo casi es de adorno. No obstante si no os gusta esta forma de asado, dejad la temperatura primitiva (190º) y reducir los tiempos de cocción.

Al llevar miel adquirirá con rapidez un bonito color dorado, por lo que es recomendable poner por encima de la carne un papel de aluminio,. no es necesario taparlas, solo cubrirlas un poco para que no se quemen.

A mí me gusta cocinar el costillar entero, me parece que quedan más jugosas, pero si lo partís por comodidad o por lo que sea, pues a vuestro gusto.

En los últimos tiempos, creo que ya lo dije en otra receta, acostumbro a poner dentro del horno un recipiente refractario con agua, que genera vapor y evita que se seque la carne.