Croquetas de restos de cocido

Para esta familia las croquetas pueden llegar a ser un plato de verdadera lucha, aunque la sangre no suele llegar al río, unas veces de aprovechamiento, como estas que nos trae hoy Alberto y otras de lo que a cada uno nos gusta, las de jamón se suelen llevar la palma, pero no desaprovechamos ni hacemos  ascos a ninguna.

Nos gustan las croquetas

Ingredientes para las que véis en el plato, aunque alguna, me temo yo, que se ha ido con una cerve mientras se freían sus hermanas:

  • Morcillo y chorizo del cocido, claro
  • Bechamel de brik
  • Huevos para rebozar
  • Pan rallado
  • abundante aceite para freirlas

Después de tantos días de confinamiento, todos hemos llegado a la conclusión de que cualquiera que vea nuestras recetas, ya sabe hacerlas, por eso mi hermanito, no ha mandado ninguna explicación de como las hizo, pero seguro que como todas las croquetas que se precien. El resultado de las mismas y una somera explicación lo tenéis en la foto de más arriba. Yo os digo como me imagino que ha ido la cosa, los dos somos hijos de la misma madre y ambos vimos montones de veces como las hacía. (Mamá perdona a este chico lo de la bechamel, pero fue el pequeño y .....bueno a los más pequeños se les perdona casi todo, pero en otras cosas estarías muy orgullosa de él).

Mi imaginación vuela:

Supongo que pondría una sartén al fuego manchada de aceite, unas gotas, al estar hecha la bechamel, lo que hay que evitar es que se pegue la masa , y eso con una pincelada de aceite se consigue.

El segundo paso, sigo suponiendo, sería picar el morcillo y el chorizo y darles una vuelta por la sartén, para que estuvieran bien calentitos para recibir la salsa para vagos.

Echamos la cantidad de bechamel necesaria hasta conseguir la textura que nos guste, la dejamos en reposo,  hasta que esté fría.

Una vez fría la pasta procedió, sigo suponiendo aunque  la foto lo deja muy claro, que dio forma a las croquetas, y pasó al rebozado de las mismas: pan rallado, huevo, pan rallado y a la sartén, con el aceite abundante y bien caliente. 

Una vez doraditas, mi imaginación no deja de funcionar, las dejaría atemperar un poco para el siguiente paso y probarlas con una cerveza antes de llegar a la mesa. Pero en esta familia tenemos callo en la lengua y el paladar, porque probamos las cosas como si fueran lava volcánica.

Yo estoy segura de que le salieron de rechupete, y no es porque sea mi hermano.