Mousse de limón con dulce de leche

Nada me inspira tanto para hacer un postre como pensar que si no entro ya en la cocina, tendré que tirar alguno de sus ingredientes por caducos, he aquí la pereza que me produce pensar en algo dulce para terminar una comida. Debe de ser una cuestión de neuronas, y las mías no están preparadas para el azúcar.

Este postre no estuvo bien en opinión de todos, para unos era demasiado ácido y para otros demasiado dulce y... esto tiene una explicación, el limón es ácido, a lo mejor me pasé, pero el dulce de leche es demasiado dulce y no me pasé, de modo que lo dejé en tablas, porque a mí me pareció que estaba riquísimo y fresquito, el voto de calidad es de la cocinera y vale por dos, o los que hagan falta.

Sugiero,  si os decidís, que lo vayáis probando desde el minuto cero y dejadlo como más os guste.

Ah, las copas quedaron como lamidas por gatos,  eso quiso decir algo.

Elaboración:

Poned el zumo de los limones en un bol y vais añadiendo los restantes ingredientes, poco a poco y probándolos para encontrar el punto exacto de dulzor o de acidez, al gusto, lo batís con ayuda de la minipimer y cuando esté justo a vuestro gusto, listo.

Si se lo dais a probar a la peña, nunca encontraréis el punto exacto. La experiencia me avala.

Repartidlos en las copas de presentación y a la nevera, al menos un par de horas. Los adornos antes de salir a la mesa, no se tarda nada, un poco de azúcar moreno por encima y una rodaja de limón.

Manteneos firmes, está estupendo, digan lo que digan.