Patas de pollo

Llevo algún tiempo pensando si subir o no esta comida al recetario, y por fin hoy me he decidido, después de dar unas cuantas vueltas por internet y leer opiniones de lo más variadas.

En mi casa, y en casa de mis padres, las patas de pollo en el cocido y en algún que otro caldo se han echado desde que yo tengo memoria, y creo que a casi todos los miembros de la familia nos han gustado, pero claro, estoy hablando de hace años, de cuando no éramos tan remilgados y quizá por necesidad, había que comer de todo.

Como os decía, me he dado un paseo por internet y he visto varias opiniones, algunas de bastante mal gusto y ofensivas para los que comemos esta parte del pollo, porque es sólo eso, una parte del pollo, que nos gustará más o menos pero no es una m., como se permiten decir algunos, que dicho sea de paso no sé a que mesa se sentarán todos los días.

Y como había opiniones para todos los gustos, la mayoría favorables, hoy me permito proponer mi receta de sopa con patitas de pollo. Ya os lo anuncio, si pensáis que os puede dar reparo o repelús, o yuyu, como se dice ahora, pasar por alto esta página, que yo no me molesto.

Ingredientes:

  • 12 patitas de pollo bien limpias
  • ½ repollo
  • 1 puerro
  • 1 ramita de apio
  • 1 zanahoria
  • agua y sal

Elaboración:

Cortamos la uñas a las patas, las escaldamos en agua caliente unos 8 o 10 minutos, quitamos la piel amarilla que las cubre y las dejamos en un recipiente con agua y vinagre de vino, hasta que las vayamos a utilizar.

Cortamos las verduras de un tamaño razonable, que nos quepan bien en la cuchara.

Ponemos una olla a presión con agua al fuego y, cuando hierva, echamos las verduras y las patas que, habremos aclarado con abundante agua fría, para eliminar todo rastro de vinagre. Cerramos la olla y dejamos cocer durante una media hora. Hay que tener en cuenta que las patas deben estar muyyyy tiernas.

Dicen por ahí que son ricas en colágeno, que sirven para no se qué y no sé que más, yo de eso no tengo ni idea, porque no soy nutricionista y mucho menos médico, pero si os atrevéis comedlas sin prejuicios y ya veremos.

Ah! se me olvidaba, como ahora todos somos muy viajeros y muy viajados, me dicen que en China, incluso en los muy buenos restaurantes, te sirven estas patitas como un suculento manjar, quizá yo tenga ocasión de comprobarlo...... en otra vida.