Pechuga de pollo confitada

Confitar una pechuga en este caso, o cualquier otro alimento, no quiere decir que sea dulce. Es simplemente someter un alimento a un proceso de cocción a fuego muyyyyyy lento, unas veces en su propio jugo y otras, como en este caso con ayuda de terceros (aceite).

Los ingredientes que doy, son los que yo utilizo con más frecuencia, pero no es la única forma que tengo de hacerlos, vaya como sugerencia una manzana reineta, partida en medias lunas gruesas y unas peladuras de naranja. Os puedo asegurar que con estos aromas, vuestras ensaladas serán de auténtico lujo. Probad, probad, con todo lo que se os ocurra. Y, por supuesto, ni se os ocurra tirar el aceite del confitado.

Ingredientes para 4 personas:

  • 2 o 3 pechugas de pollo enteras y deshuesadas
  • Aceite crudo suficiente para cubrirlas
  • 4 o 5 ajos
  • 2 hojas de laurel
  • ½ cebolleta picada en medios aros
  • 1 ramita de perejil
  • 8 o 10 granos de pimienta
  • Unos clavos de sabor

Esto es lo que yo uso para confitarlas, pero como se trata de darles aroma, podemos hacerlas con las especias o hierbas que más nos gusten. El aceite debe cubrirlas bien, y como no va a calentarse en exceso, podremos utilizarlo para otros platos, incluso para aliñar ensaladas.

Tiempo de cocción: 55/60  minutos contados desde que empiezan a cocer.

Elaboración:

Ponemos las pechugas saladas, enteras y limpias de los nervios y grasa que puedan tener, en un cazo donde quepan bien, no importa que estén un poquito achuchadas. La cubrimos con aceite crudo, y echamos en el cazo las especias elegidas, encendemos el fuego a media potencia y lo dejamos que hierva muy lentamente, por espacio de unos 55/60 minutos, contados a partir del momento en que comienza la cocción,  a mitad del proceso damos la vuelta a las pechugas para que se hagan por ambos lados, una vez que están hechas las dejamos enfriar en el mismo aceite.

Sugerencias útiles:

Las pechugas así cocinadas son ideales para ensaladas, para unos canapés, o como un entrante con unos pimientos.

El tiempo de cocción se cuenta a partir del momento en que empiezan a hervir, esto es importante, para que queden en su punto sin secarse.

No deben cocer a borbotones, por eso, si es necesario bajaremos la potencia del fuego y, que no dejen de cocer en ningún momento.

Generalmente no se las suele poner sal, pero en mi caso si van saladas.

Las podemos guardar en el frigorífico dentro del aceite durante una semana, pero si nos van a durar más lo mejor será congelarlas.

Aquí se aprovecha todo:

Si vamos a utilizar la pechuga a modo de fiambre, es una buena cosa pasarla por la plancha dos o tres minutos por cada lado para que tenga un aspecto dorado, esto reducirá en unos diez minutos el tiempo de cocción.

Este aceite, que no se ha quemado y , ni tan siquiera se ha calentado en exceso, una vez utilizadas las pechugas, lo colamos y nos puede servir para otros guisos, tanto fríos como calientes y tendrá, ya lo veréis, un aroma diferente.