Pencas de acelgas rellenas de anchoas

Durante muchos años, he menospreciado las pencas de acelga, hasta que un día, sin saber lo que estaba comiendo, me parecieron riquísimas y empecé a hacer experimentos con ellas en mi cocina. Eso sí, para mi las pencas tienen que estar super tiernisimas, no me valen al dente y no digo nada de las hebras, por lo demás podemos rellenarlas de tantas cosas como se nos ocurran, ponerlas con o sin salsa, etc. Ya iré pasando más formas de cocinarlas. 

Elaboración

Limpiamos las pencas de hebras y pelamos zanahoria, las ponemos a cocer en agua con sal hasta que ambas estén tiernas, una vez cocidas las refrescamos en agua fría y las escurrimos, en el caso de las pencas las secamos con papel de cocina, reservamos.

En una sartén con un poco de aceite, pochamos la cebolla, partida al gusto, hasta que esté transparente, en este momento añadimos el pimiento morrón y la zanahoria troceados, dejemos que de una vueltas todo junto e incorporamos las 2 cucharadas de tomate frito; éste es el momento de añadir la cayena, solo si nos gusta el picante.

Ponemos el sofrito en un colador para que escurra el exceso de grasa o de líquido.

Extendemos la pencas sobre la tabla de trabajo y ponemos sobre cada una un poco del relleno bien extendido y una anchoa, a la que habremos quitado las espinas, si las tuviera, tapamos con otra penca, rebozamos en harina, huevo batido y pan rallado, y a continuación freímos, escurrimos sobre un papel absorbente y servimos.

Como me ha sobrado mucho relleno lo he puesto como guarnición sazonado con un poco del aceite de las anchoas.

Cuidado con la sal que las anchoas suelen pasarse. Un truco que yo casi nunca hago, pero que da buen resultado, es pasar las anchoas por agua fría y después secarlas. Yo es que, para las comidas, soy un poco sabrosona, y me sé muy bien la teoría de los desalados, pero no suelo ponerla en práctica, por lo menos en este caso.