Raya al horno con ajilimoji

En Pucela este pescado no es muy abundante, de hecho es la segunda vez que me tropiezo con él, y vaya tropiezo, 5,300 kilos de animalito. Estaba de oferta y eso es algo a lo que yo no me puedo resistir. La pescadera, muy amablemente, me la apañó de manera que tuviera para 4 comidas y de paso he experimentado un poco en la cocina. Las oferta me pierden.

 Ingredientes para 1 aleta XXL:

1 aleta de raya grande

8 ajos, 1 puñado de perejil

8 granos de pimienta

½ vaso de aceite

½ vaso de vino blanco

el zumo de 1 limón

Sal fina

Elaboración:

Pedir al pescadero que os prepare la aleta, os la puede pelar o dejarla tal cual, yo la deje tal cual, pues sabía que su destino iba a ser el horno, y me parece que con piel queda menos maltratado el pescado, de cualquier forma una vez guisada la piel se quita muy bien pero es un poco engorrosa. Lavamos el pescado y lo congelamos el tiempo de rigor (por lo del anisakis). La descongelamos lentamente dentro del frigorífico y con un papel de cocina la secamos.

Precalentamos el horno a 180º

En el mortero o en el vaso de la minipimer ponemos los ajos, el perejil, los granos de pimienta, un poco de sal, el zumo de limón, el vino y el aceite, lo trituramos, no es necesario que quede hecho papilla, pero si bien pasadito.

Ponemos en la bandeja del horno un papel vegetal y encima la raya, la bañamos con la mitad del ajilimoji, de modo que quede bien cubierta y la metemos al horno precalentado a 180º entre 25 y 30 minutos, dependiendo del tamaño del pescado (20 minutos por cada kilo de peso).

A media cocción la sacamos del horno y echamos el resto de la mezcla, lo dejamos hasta el final del tiempo, la sacamos y la dejamos reposar unos minutos, no demasiados, pues al ser un pescado un tanto gelatinoso conviene comerlo caliente.

Ya está, unas patatas cocidas son un acompañamiento perfecto.

Sugerencias útiles:

Si dencontráis aletas más pequeñas, se pueden hacer exactamente igual, pero el tiempo de cocción hay que reducirlo.

La aleta presentada entera, queda espectacular, pero resulta mucho más cómoda para manipularla si nos la cortan a lo ancho y quedan las porciones delimitadas desde el principio. El desconocimiento tiene su precio.